Desde hace más de cuarenta años, las computadoras se han ido incorporando, cada vez más, a todos los ámbitos de nuestra vida cotidiana, mitificándolos continuamente. A partir de la década del 70, con la creación del microprocesador, las computadoras comenzaron a ser cada vez más personales y su uso se ha transferido a distintos terrenos de la vida cotidiana. En el trabajo, en la escuela, en las universidades, en todas partes, tenemos una computadora que modifica nuestra forma de trabajar, de estudiar, de relacionarnos. Hoy en día, es casi imposible imaginar un hogar que no posea una computadora o una escuela que no enseñe computación.
En el mundo de la educación, la computadora ha llegado para sustituir el papel y el lápiz y, con ello, modificar el paradigma educativo. La incorporación de las computadoras, a través de distintos planes gubernamentales que fomentan su inclusión dentro del ámbito educativo, produce opiniones encontradas entre quienes postulan que será un gran avance en el terreno educacional (incluyendo nuevos contenidos audiovisuales, incorporando contenidos web que faciliten el alcance de la información, logrando una educación más ágil y completa), y quienes proponen, por el contrario, que esto no mejora la educación, sino que contribuye al ocio y a que los niños no presten atención en clase y a que no desarrollen capacidades cognitivas esenciales para el crecimiento.
A partir de estas opiniones encontradas, este ensayo pretende investigar si el uso de computadoras e Internet favorece o perjudica el aprendizaje escolar.
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